jueves, 14 de marzo de 2013

Django, no Yingo.

Anoche fui a ver Django. ¡Me encantó! Tarantino mi amor. Me reí, lloré, y me estremecí por una historia que se habrá repetido miles de veces en lugares recónditos de éste mundo, y no tan recónditos. (Demasiado me gusta la palabra "recóndito", ¿a vos no?).

Ahora bien, lo que yo no puedo CRE-ER, es que haya gente que vaya a ver una obra maestra como esa, dirigida por un tipo que tiene una trayectoria de la gran pistola, y se pase mensajeando o revisando desde su celular las redes sociales.

¡BOLUDO! ¡Te fuiste a ver Django, y te comportás como si estuvieses viendo Yingo! (?) Me parece absolutamente odioso, irrespetuoso, y troglodita, ir al cine e iluminar la cara de todos los demás con tu teléfono, porque la película no te agrada o porque no tenés el suficiente criterio como para valorarla.

Nos falta muchísimo para ser respetuosos unos con otros por lo visto, si no te gusta, salís del cine hermano, y listo.

Y aunque, ¿quién soy yo para decir lo que la gente debe hacer o no?, sugiero nomás que si vas a ir al cine a jugar con tu teléfono, compres pororó y te sientes en tu sofá a ver videoclips de Maná, que tal vez algo como eso atrape la atención de eso que tenés en la cabeza, y que claramente se atrofia en algunos casos.

Me enojé.

Tarantino te amo para siempre.